domingo, 21 de diciembre de 2014

El 22 de diciembre de 1986 sucedió algo insólito: un jugador español de un club de Primera B (la actual LEB Oro) disputó un partido con la selección absoluta. Algo vio el seleccionador Antonio Díaz Miguel para decidir que aquel chaval de 21 años compartiese vestuario con Epi, Romay y compañía. El club en el que se había formado y en el que jugaba ese chico era el Feiraco Obradoiro de Santiago. Y el protagonista fue el base compostelano Ricardo Aldrey.
Aldrey, el día que jugó con la selección en Badalona
Cinco días antes del partido, Díaz Miguel llamó a Ricardo Aldrey para anunciarle que estaba convocado con la selección absoluta. El partido se iba a jugar en Badalona y España se enfrentaría al Joventut en un homenaje a Enrique Margall, un jugador legendario de la Penya y de la selección española que se había retirado de las canchas con solo 29 años a causa de un problema en el corazón. El homenaje se producía dos meses después del fallecimiento de Margall a consecuencia de una parada cardíaca.

"La verdad es que no me lo podía creer (...) Fue una gran sorpresa, sobre todo porque me convertía en el primer jugador de Primera B que iba a jugar con la selección absoluta", reconocía Aldrey días después en un reportaje en El Mundo Deportivo. También contaba que el seleccionador le prestó especial atención a los debutantes: "Nos dijo que saliésemos tranquilos a la pista, que jugáramos como habitualmente lo hacíamos en nuestros equipos".

La Selección española que jugó el amistoso contra el Joventut
Aldrey es el segundo por la derecha, en la fila de abajo
La victoria en aquel partido (que tuvo prórroga) fue para el Joventut por un resultado de 109-102. En el equipo verdinegro sobresalían Villacampa, Montero, Margall (hermano del homenajeado) o Jofresa, que evidentemente no pudieron jugar con la Selección aquel día. En el equipo de Badalona también brillaba aquella temporada Mike Schultz, que unos meses firmaría por el Obradoiro. Schultz anotó en ese partido 18 puntos y fue uno de los más destacados.

En el lado contrario estaba la selección española liderada por Epi y Fernando Romay. Conviene recordar que dos años antes había logrado la mítica medalla de plata en Los Ángeles 84. Ese día de diciembre, junto a Aldrey estaban también Ferrán Martínez, Arcega, Chicho Sibilio, Laso... Y también participó con España otro jugador que había militado en el Obradoiro! Lo podeis ver en la foto a la derecha del seleccionador: es Joan Pagés, pivot del Obra en la temporada 1982-83.

Presentación de la camiseta homenaje a Ricardo Aldrey
(Foto: Javier Figueiredo-Blog de Fruqui)
La anécdota de aquel partido es que a Ricardo Aldrey no se le contabilizó como internacionalidad porque España no jugó contra otra selección. Lo contó Javier Ortiz en su artículo sobre nuestro protagonista. Pero la machada estaba hecha y Richi acababa de entrar en la historia del basket español. Aunque lo mejor para él todavía estaba por llegar: casi 300 partidos en ACB con el OAR Ferrol y algunas actuaciones memorables. Aunque sus cinco temporadas en el Obradoiro nunca las ha olvidado, como él mismo reconoció en el merecido homenaje que ha recibido estos días por parte del Obra.

domingo, 30 de noviembre de 2014

El Obradoiro será el anfitrión de la fase final de la Copa del Rey 2016 que se celebrará en el Coliseum de A Coruña. Pero no será el debut del Obra en este torneo. Ya lo jugó -cuando todavía no tenía el actual formato- en la primavera de 1983. Fue una eliminatoria de octavos de final a doble partido frente al OAR Fondomar, en la que salió victorioso el equipo ferrolano. Así fueron esos 80 minutos que resumen la única participación hasta la fecha del Obradoiro en esta competición.

Imagen del Obradoiro-OAR de Copa jugado en
abril de 1983 en el pabellón universitario
Antes de nada conviene contextualizar aquella eliminatoria. En aquella época la Copa del Rey se jugaba al terminar la temporada, por lo que afectaba la forma en la que había terminado el curso unos y otros. Y esto es clave. Porque el Obradoiro jugó aquella eliminatoria pocos días después de haber terminado su primera temporada en la élite. Ese curso acabó en descenso de categoría tras conseguir solo dos victorias en toda la competición, y con numerosos problemas deportivos y extradeportivos. Todo lo contrario que el OAR, que sí logró la permanencia tras un mal inicio de competición.

La participación del Obra en la Copa comenzó el 3 de abril de 1983 en Santiago. Por un lado estaba un Obradoiro formado exclusivamente por jugadores nacionales, ya que Nate Davis se había marchado unas jornada antes y el club decidió acabar la temporada sin foráneos. Enfrente, un OAR cuya estrella era el ala-pivot norteamericano Malcolm Cesare, que previamente había sido uno de los máximos anotadores de la Liga con el Baskonia. He leído por ahí que Cesare es actualmente un respetado líder de la comunidad mormona.

Cesare había jugado en la Universidad de Florida y
era el referente del OAR aquella temporada
El claro favorito era el OAR, que esa temporada había disputado la Copa Korac. Pero para el Obradoiro aquella eliminatoria tenía importancia más allá de lo deportivo. Porque aquel 3 de abril estaba previsto que las cámaras de televisión estuviesen presentes en la cancha para retransmitir el partido, lo que le daría una inyección económica al club en un momento de horas bajas. La televisión en cuestión era el circuito gallego de TVE. Recordad que en 1983 todavía no se había creado la Televisión de Galicia.

Sin embargo, todo salió mal en aquella eliminatoria. En lo deportivo, por razones que ya os imaginais y ahora comprobareis. Y en lo extradeportivo, porque se produjo un fallo técnico que impidió la retransmisión. Resulta que hubo un problema de sonido que obligó a cortar la emisión a los dos minutos de comenzar el partido, según cuenta la crónica de El Mundo Deportivo. Un desastre.

DOMINIO FERROLANO
La eliminatoria comenzó en un sitio inusual, el pabellón de la Universidad. No sé el motivo por el cual el Obra no disputó aquel partido en el viejo Sar, pero lo cierto es que los primeros 40 minutos se disputaron en la cancha situada al lado de la residencia Monte da Condesa. Y allí se acabó decidiendo un duelo en el que practicamente sobró el partido de vuelta, dada la superioridad final del equipo que entrenaba Javier Casero sobre los obradoiristas.

Aller también jugó aquella eliminatoria
(Foto: RetroACB)
Es verdad que el partido de ida resultó igualado. En el minuto 30 ganaba el Obradoiro (66-65) gracias al extraordinario partido de José Antonio Gil -autor de 24 puntos-, bien secundado por Modrego y Carlos Pérez. Pero el OAR pisó el acelerador en la parte final y se acabó llevando el partido con solvencia (74-91), dejando sentenciada la eliminatoria. Demasiado castigo para el Obra. O demasiado premio para un OAR en el que también brillaban Loureiro, Ernesto Delgado, Fede Ramiro, Saldaña o Manolito Aller. Un señor equipo, todo sea dicho.

La ficha de aquel partido es la siguiente:

-OBRADOIRO (74): Modrego (14), Gil (24), Millán (6), Carlos Pérez (14), Pagés (10), Corts (6), Aldrey, Rivera
-OAR FONDOMAR (91): García (4), Delgado (25), Cesare (4), Loureiro (24), Ramiro (16), Viñas (6), Aller (6), Saldaña (2), Fernández (4).
-Árbitros: Sanchís y Recuenco

El partido de vuelta no tuvo mucha historia. Se jugó en el pabellón de Punta Arnela -todavía no se había hecho la mudanza al de A Malata- una semana después, el 10 de abril, y la victoria cayó de nuevo del lado ferrolano (94-84). El OAR fue siempre por delante y su victoria nunca estuvo en peligro. Mucho menos la eliminatoria, dado que el Obradoiro tenía que remontar 17 puntos. Eso sí, el Obra dio la cara en todo momento y no bajó los brazos.

Así fueron los 80 minutos del Obradoiro en la Copa del Rey. El premio para el vencedor de aquella eliminatoria de abril de 1983 fue jugar los cuartos de final contra el Barcelona. Es una recompensa que todavía no ha saboreado el Obra: jugar (al menos) unos cuartos de final de este torneo. Porque lo de jugar la Copa sí sabe lo que es.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Hace unos días se celebró en aguas de la ría de Arousa la XX edición del Memorial Nacho Rey de clase Snipe, una regata encuadrada en el calendario oficial de la Federación Gallega de Vela. Muchos de los que seguís este blog os preguntaréis por qué se habla aquí de náutica. Pero la respuesta es sencilla: Nacho Rey no solo fue un excepcional regatista, sino que también fue un gran jugador de baloncesto. Y entre los equipos en los que militó están el Bosco de A Coruña, el Breogán y, por supuesto, el OBRADOIRO.
Nacho Rey, con la camiseta del Obra
Ignacio Rey Barreiro-Meiro, Nacho para casi todo el mundo, formó parte del primer equipo que tuvo el Obradoiro en toda su historia allá por octubre de 1970. En aquel equipo entrenado por José Manuel Couceiro, Nacho Rey compartió vestuario con Caldas, Pablito, Barca, Pilis, López, Masaguer... El Obra debutaba en Tercera División y terminó la temporada en tercera posición tras ser campeones de invierno.

Con el 14, en un equipo campeón de los Juegos del Cantábrico
El entrenador, de traje, era José Manuel Couceiro
(Foto: enviada por Jano Harguindey)
Nacho Rey dirigía al equipo (debía de andar por el 1,90) y era una especie de jugador total. Anotaba, pasaba y defendía. Facía de todo. El 18 de octubre de 1970 el Obradoiro disputó su primer partido como local, con victoria frente al Bosco de Vigo (63-36), y la crónica del día siguiente contaba que Nacho "tiene en su haber unos magníficos pases y tapones". Precisamente, me han contado que un amistoso le llegó a poner un tapón a Clifford Luyk, y que el Real Madrid invitó a aquel chaval de Vilagarcía a pasar un mes de verano en una especie de campus de tecnificación para promesas. Pero Nacho dijo que no. Porque en verano le esperaba el mar, por mucho que el Madrid llamase a su puerta.

En un partido con el Obra, Nacho es el 1º por la izq. (arriba)
Aquí sale con Rafa Reparaz, Tonecho, Owi, Caldas, Gil, Pita...
Por desgracia, Nacho Rey falleció a principios de los noventa por una dolencia cardíaca y no le podemos preguntar si le gustaba más el basket o la vela. Creo que el baloncesto le encantaba. Y lo demostró especialmente en el Bosco. En este equipo consiguió algo histórico para el basket coruñés: formó parte de la plantilla que ascendió a la actual ACB en 1968. Nunca más la ciudad herculina volvió a celebrar un ascenso a la élite del basket. Fue algo irrepetible para todos aquellos coruñeses que vivieron las aventuras de aquel Bosco Revoltosa. Hay que recordar que fue la primera vez que un equipo gallego llegaba a la ACB.

Nacho (arriba, 2º por la izq), en un partido con el Breogán en 1972
(Foto: La Hemeroteca del Baloncesto)
Pero si en el baloncesto destacaba, la vela tampoco se le daba nada mal. Nacho y su hermano Jacobo formaron una pareja de regatistas que a finales de los 60 era conocida en todo el ambiente náutico de Galicia. En 1968, Nacho (de patrón) y Jacobo (de proel) ganaron el campeonato gallego de Snipe que se celebró en Vigo, representando a un club arousano, el Real Club de Regatas de Galicia. Repitieron título en 1969, año en que también se hicieron con la Copa Galicia y la Copa Generalísimo. 

Nacho (1ª por la izq.) y su hermano Jacobo (a su lado), tras
lograr el campeonato gallego de clase Snipe (1968)
Ojo a la foto que está justo arriba. Nacho Rey y su hermano Jacobo están en la entrega de trofeos tras conseguir el campeonato gallego de Snipe en 1968. Los otros dos regatistas que están a su lado, que habían ganado en la clase Vaurien, son César Novoa (el primero por la derecha) y Pedro Campos. Este último ha llegado a ser uno de los mejores regatistas del mundo.

La cuestión es que los hermanos Rey no solo dominaron en la vela gallega y acudieron a varios campeonatos de España, como el que se celebró en la Manga del Mar Menor. Incluso participaron en la semana preolímpica de Kiel (Alemania) de 1969, un torneo preparatorio para los Juegos Olímpicos de Munich 72. Aquella prueba valía para el campeonato de Europa y Nacho y Jacobo quedaron en segunda posición. Poco importó que unos días antes se hubiesen cruzado media Europa en su coche particular con el barco a remolque y un colchón en los asientos traseros, para que pudiese descansar el que no conducía. Toda una odisea.

Nacho Rey, en un partido de verano en Vilagarcía
(Foto: Baloncesto 1958-2008, de Teófilo Edicións)
Creo que la victoria en Alemania se les escapó en el último bordo, pero aquellos buenos recuerdos perduraron en el tiempo. Al igual que el recuerdo de Nacho Rey, un deportista total que además fue de los primeros que defendió los colores del OBRA.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Hoy 10 de septiembre está de cumpleaños José Luis Subías, otro jugador salido de la cantera del Barça que llegó a vestir la camiseta del Obradoiro. Fue durante la temporada 1988-89, una época complicada porque el Obra había conseguido plaza para competir en Primera B a última hora tras haber perdido la categoría unos meses antes en Andorra. Finalmente se logró la permanencia, y a ella contribuyó Subías sobre todo con su gran arma, el tiro exterior.

Con la camiseta del Obradoiro
En su etapa en Obradoiro, Subías (1,93) promedió más de 10 puntos por partido y aportó también experiencia en una plantilla muy joven, en la que el más veterano del equipo al inicio de la temporada tenía solo 26 años. Subías había cumplido 25 primaveras cuando llegó a Santiago. En el viejo pabellón de Sar coincidió con Popocho Modrego, Levy Middlebrooks, Cadahía, Baeza...

Modrego y Subías, en el Obradoiro
Antes de fichar por el Obra había pasado por varios equipos como el Náutico de Tenerife, Hospitalet, Granollers, Claret Las Palmas o Juver Murcia. Él mismo se lo contó en este artículo a Javier Ortiz, además de revivir todos los grandes momentos que le ha dado el baloncesto.

Con el Juver
(Foto: Gonzalo Belay)
Nuestro prota de hoy llegó a disputar más de 50 partidos en ACB, y otros muchos en la actual LEB. En el Obra hizo su mejor partido en la jornada 13 frente al Caja Badajoz, en la que enchufó cinco triples y se fue hasta los 27 puntos. Su entrenador, Julio Bernárdez, lo definía así al comenzar la temporada: "Es un privilegio que esté en nuestro equipo; su cualidad es el tiro, aunque pienso que no debe limitarse a tirar porque puede ser un gran defensor por sus condiciones físicas, y puede ser también un buen pasador".

Antes de convertirse en un clásico de los 80, José Luis Subías fue junior del Barça y también participó activamente en las categorías inferiores de la selección española. Fue internacional juvenil y junior, y compartió vestuario con gigantes del basket de la época como Fernando Martín o Andrés Jiménez. Él pertenecía a la generación del 62.

Equipo Junior del barça. Subías es el 14, abajo
(Foto: FB de Juan Antonio Flores)
Esos chavales consiguieron la medalla de Bronce en el Europeo Juvenil disputado en 1979 en Damasco. Y rozaron el bronce (fueron 4º) en el Junior de 1980 en Celje. Subías también fue compañero de selección de otros clásicos del baloncesto de los 80, como Freixanet, Farfán, Eduardo Lada o José Antonio Orbea, que también jugó en Obradoiro. Los entrenaba Aíto (en Damasco) y Pinedo (en Celje).

Selección española Juvenil, en el Europeo de Damasco 1979
Subías está abajo, el tercer jugador empezando por la derecha

(Foto: FB de José Antonio Orbea) 
Y para terminar, una curiosidad. En ese Europeo Juvenil de 1979 se produjo una de las (probablemente) mayores palizas de la historia de la selección española. Digo probablemente porque parece difícil igualar el 163-57 que le infringió España a Austria en aquel campeonato. 163 puntos!! El Mundo Deportivo tituló aquella crónica explicando que España había conseguido ¡4 puntos por minuto! De esos 163 puntos, 26 los anotó José Luis Subías Juste.

domingo, 7 de septiembre de 2014

"En el primer entrenamiento ya nos dimos cuenta de su calidad; a pesar de sus problemas físicos evidentes, era un superclase". Este es uno de los recuerdos que tiene Charlie Uzal al ser preguntado por Rod Griffin, el último norteamericano que tuvo el Obradoiro antes del período oscuro fuera del basket profesional. Rod había cumplido 35 primaveras cuando llegó a Santiago con la temporada 1991-92 ya iniciada. Jugó medio cojo y lastrado por las lesiones, pero Griffin es uno de los extranjeros de más calidad (baloncestística y personal) que han pasado por el club. Hay unanimidad sobre ello.


Griffin, con el 9, en un partido durante su etapa en Livorno
(Foto: www.ilbasketlivornese.it)
Solo un pequeño detalle confirma la primera parte: es el único jugador elegido en 1ª ronda del Draft que ha militado en el Obradoiro. Y su calidad humana la refrendan los que fueron sus compañeros en aquel Onza de Oro, el último equipo profesional del Obra antes de iniciar la travesía por el desierto de los tribunales. Las imágenes rescatadas de aquella época confirman además que Rod era un auténtico fenómeno sobre la pista.

"Nos habían dicho que había sido "all America" en su etapa de NCAA y que había jugado a un gran nivel 12 años en Italia", rememora Uzal, uno de sus compañeros aquella temporada y actual segundo entrenador del Basquet Coruña. Es cierto. Griffin participó en más de 300 partidos en el potente basket italiano de los años 80 antes de recalar en el Obradoiro aquel mes de octubre de 1991. Pero antes había sido una estrella universitaria.

En su etapa universitaria en Wake Forest
(Foto: USA Today Sports Images)
Griffin había nacido en 1956 en un pequeño pueblo de Carolina del Norte llamado Fairmont. Sin salir de su Estado cursó sus estudios en la Universidad de Wake Forest, la misma de la que salieron años después Tim Duncan o Chris Paul. Allí lo bordó: cuatro temporadas liderando a los Demon Deacons, con numerazos que llegaron al sobresaliente en su último año: 21,5 puntos y 10 rebotes por partido. Y todo ello sin tener un físico demoledor para luchar en la zona. Las estadísticas hablan de un 6-7. Un tío de 2 metros pelados que lograba el galardón de Jugador del Año en la Atlantic Coast Conference (ACC), en la que participaban centros de primer nivel como Duke o Maryland.

En el draft del 78 Rod Griffin fue elegido en el puesto 17 por los Denver Nuggets. Nuestro protagonista llegó a firmar ese verano un contrato con la franquicia pero no llegó a debutar. Fue cortado unas semanas antes de comenzar la competición al no convencer a los técnicos del equipo. Y ante la falta de perspectivas decidió marcharse a Italia, siguiendo el mismo camino de otros tantos jugadores jóvenes que tras terminar la NCAA no encontraban hueco en la NBA.

Con el 32, en otra imagen de su etapa universitaria
(Foto: http://photostore.newsobserver.com)
Lo que probablemente no imaginaba Griffin es que ese viaje a Europa iba a ser casi un camino casi sin retorno. Italia ha sido desde entonces su casa, salvo dos breves aventuras: una en Suiza (Ginebra) y la otra en España. En el Obradoiro.

UNA PANTERA EN ITALIA

Rod Griffin llegó a Italia en 1978 y no se marchó hasta 1991. En el basket italiano pasó por varios equipos pero donde dejó una huella más profunda fue en Forlì, una ciudad algo más grande que Santiago situada al norte de Italia, relativamente cerca de San Marino. En Forlì Rod Griffin pasó a ser una leyenda: jugó siete temporadas consecutivas, ascendió al equipo a la Lega y se ganó el apodo de Pantera Negra. Después de Forlì estuvo en otros equipos (Livorno, Montecatini, Cremona) e incluso regresó a Forlì.

Con el 9, en Montecatini
En Italia brilló. Siempre fue el líder anotador del equipo, con temporadas muy brillantes como la 81-82 (promedió 24 puntos-11 rebotes) o la 88-89, en la que llegó a 24-9. Hay que recordar que la LegaDue en los años ochenta permitía dos extranjeros por equipo, lo que la situaba a un nivel muy superior a la Primera B. Por ejemplo, Griffin coincidió en Cremona en esa temporada 88-89 con Dave Lawrence, otro americano drafteado (en 2ª ronda por Portland) que poco antes había estado en la ACB en el Baskonia.

La experiencia italiana de Rod Griffin hizo una pausa en octubre de 1991, cuando al fin se cruzó su camino con el de Obradoiro. Griffin estaba sin equipo tras haber sustituido durante varios meses en Forlì a un tal Bob McAdoo. Y el Obra necesitaba imperiosamente un americano después de que los dos anteriores (Jimmy Wright y Nance) no rindiesen y tras el fallido fichaje de Veljko Petranovic. Hubo acuerdo y Rod Griffin firmó un contrato con nuestro club.

"PUEDO JUGAR DESDE ESCOLTA HASTA PÍVOT"

Griffin fue presentado como jugador de Obradoiro el 17 de octubre de 1991. Pero tardó varias semanas en demostrar que pese a sus 35 años era un jugador de primer nivel. Llevaba un tiempo inactivo y le costó ponerse en forma y dejar atrás los kilos de más con los que llegó a Santiago. Cuando comenzó a carburar, el equipo dio un salto de nivel que le permitió volver a competir en una temporada en la que empezó perdiendo nueve de sus diez primeros partidos.

Pero lo que más sorprendió de Rod en su llegada a Santiago fue su carta de presentación. "Puedo jugar desde escolta hasta pívot, pasando por alero o ala-pívot", declaró a la prensa. ¿Un tío de 2 metros y 35 años jugando de escolta? Pronto se comprobó que lo que Griffin decía no era un farol.

Charlie Uzal todavía lo recuerda pese a que han pasado casi 25 años. "A mí lo que más me sorprendieron de él fueron dos cosas. Una, que cojeaba al andar y no hacía los gestos normales al correr. Y la otra, que venía como ala-pívot y Tim Shea le dejaba subir el balón... y no se lo robaban". Uzal era uno de los junior del Obra aquella temporada y no entendía que, con sus problemas físicos, Griffin"era capaz de anotar con esa facilidad y sobre todo subir el balón (haciendo de base) de espaldas, andando como hacía Magic y nadie se lo quitaba".

El día de su debut con el Obradoiro, octubre de 1991
(Foto: Recorte de El Correo Gallego)
Otro compañero suyo, José Luis Ferreira, también recuerda la cara y la cruz de Griffin, su calidad y sus problemas físicos: "Era un pedazo de americano, veterano, muy buena persona. Hizo muy buena temporada y nos dio un plus en la segunda vuelta de la liga. Lo malo es que estaba casi cojo, lo que mermaba su velocidad". Nuestro protagonista permanece igualmente en la memoria de Koke Rama, otro de sus compañeros aquella temporada: "Era un jugador de 2 metros escasos, pero con mucha clase y un salto muy elegante a la hora de finalizar las jugadas en mate, tambien tiraba de fuera con buenos porcentajes. Tenía unas manos enormes y cogía la pelota como si fuera una de tenis. El físico engañaba porque era más bien gordito... pero era muy listo jugando."

Con la camiseta del Obradoiro
En este vídeo se pueden ver lo que aportaba Rod en la pista: anotación, rebote, una visión de juego descomunal y esa insólita capacidad para subir el balón como si fuese un base. Las jugadas pertenecen al partido Obradoiro-Guadalajara jugado en Santa Isabel, y está sacado (como no) de la imprescindible página web de Mirón, donde se puede ver el partido completo.


Griffin debutó con el Obradoiro en un partido en Santa Isabel frente al Cáceres. La crónica de El Correo Gallego narró el gran debut, pese a que fue insuficiente para que la victoria quedase en casa. A pesar de estar todavía en baja forma anotó 22 puntos y capturó 9 rebotes, "alguno de los cuales hizo levantar al público de sus asientos". Esa fue la tónica en el resto de la temporada. A falta de contabilizar algunos partidos, Griffin promedió en el Obradoiro 23 puntos y 11 rebotes, registros espectaculares teniendo en cuenta su edad y estado físico.

Titular de El Correo Gallego el día del debut de Griffin
Pero sus compañeros también coinciden en resaltar la calidad humana de Rod Griffin, equiparable a su talento sobre la cancha. "Era un auténtico profesional, no un mercenario", recuerda José Luis Ferreira. "Se cuidaba muchísimo e irradiaba seguridad. Un auténtico veterano curtido en mil batallas, que animaba como el último de los juniors, del que aprendías mucho y al que cualquier entrenador quiere tener en su equipo", subraya.

DELICIOUS MARISCO

Con la ayuda de las redes sociales y a través de Francesco Mazza, del Scirea-Ca'Ossi Basket, consigo localizar a Rod Griffin. Sigue en Italia, a donde regresó tras jugar en Suiza en la temporada 1992-93. Continuó ligado al baloncesto. Y desde allí nos envía dos mails contándonos sus recuerdos sobre su paso por Compostela, su experiencia en el Obradoiro durante aquella temporada 91-92 y su vida actual.

Otra imagen de su etapa italiana
Lo primero que nos relata es que tanto él como su mujer, Valeria, se sintieron muy cómodos en Compostela. Recuerda los paseos por la "old city", las visitas a la Catedral y cómo exploraba las callejuelas de la zona vella.

Pero también hace una mención especial a la gastronomía. "En Santiago la comida era excelente. Nosotros amamos el marisco, y el marisco allí era soberbio". Rod comía todos los días en el restaurante Vega (en República del Salvador) con otros compañeros del Obra. No recuerda el nombre del establecimiento, pero sí que sus propietarios eran Manolo y Luis. Lo que no ha olvidado es el "delicious" pulpo a la brasa que pudo probar. O fuera de la gastronomía, las partidas de billar y ping-pong con Chete Pazo, otro integrante de aquella plantilla al que Rod casi doblaba en edad.

¿Y en lo deportivo? Pues aunque la temporada 91-92 fue un desastre en lo extradeportivo y acabó fatal en lo deportivo (con el descenso de categoría), Griffin solo tiene buenas palabras de aquella experiencia pese a los viajes de hasta 18 horas en autobús recorriendo España o los cambios de entrenador. "Mis compañeros fueron muy buenos conmigo, ellos me hicieron sentir en casa, tuvieron paciencia conmigo porque yo me perdía algunas veces en los entrenamientos, pero ellos lo entendieron porque yo soy un fiero competidor y odio perder", me explica.

Pero Rod también se llevó de recuerdo a Italia el cariño de la afición obradoirista, que pudo disfrutar en el pabellón de Santa Isabel. "Fue una sensación bonita escuchar a nuestros fans cuando me coreaban "tor-e-ro, tor-e-ro, tor-e-ro" durante algunos de nuestros partidos. Creo que terminamos últimos o penúltimos, pero luchamos todo el tiempo hasta el final". E incluso se toma con humor los graves problemas de pago que hubo aquella temporada: "La única cosa negativa fue que me pagasen todo mi dinero. Todavía estoy esperando... nunca es demasiado tarde!!"

EN LOS BANQUILLOS

Rod Griffin, tras jugar cientos de partidos sobre la cancha, ve ahora los partidos desde el banquillo. Es entrenador y tiene experiencia como entrenador en LEGA Due y como asistente en la LEGA."Actualmente entreno a dos equipos, uno de sub-19 y otro de sub-17. Estoy preparado para entrenar a equipos senior, pero aquí todo es complicado con la crisis". Y aunque Obradoiro tiene un cuerpo técnico excelente, está bien saber que hay un buen tipo dispuesto a regresar a España. "Quizás Obradoiro necesite un entrenador. Me encantaría volver!!", nos cuenta.

Griffin, en la actualidad
(Foto: pianetabasket.com)
La pantera de Forli adquirió la nacionalidad italiana en abril de 1997 y, pese a que no se cierra puertas, ha pasado la mayor parte de su vida en la Bella Italia. Pero deja buen sabor de boca conocer que el último americano del Obra antes de la travesía judicial guarda un buen recuerdo del club y de la ciudad. "Mi estancia en Santiago y con Obradoiro fue una experiencia fantástica y no la cambiaría por nada", nos cuenta Rod.

A sus 58 años, Roderick 'Rod' Griffin tiene y tendrá un importante hueco en la historia del Obradoiro por ser el único jugador elegido en 1ª ronda del Draft. Aunque los testimonios de sus compañeros y su actitud demuestran que, como persona, también ha sido y es un tío de 1ª ronda. Y de los puestos altos, además.

================

(Este artículo ha sido posible gracias a la colaboración de José Luis Ferreira, Charlie Uzal, Koke Rama, Tonecho Lorenzo y, por supuesto, a Rod Griffin)

martes, 26 de agosto de 2014

Abrimos una sección con los carnés históricos del Obradoiro a lo largo de sus más de 40 años de historia. Buscamos más. Ayúdanos!

TEMPORADA 1970-71

Una auténtica joya: el primer carné del Obradoiro CAB en toda su historia. Se corresponde con la temporada 1970-71, en la que el Obra comenzó a competir en la Tercera División. Un detalle significativo que aprendemos gracias al carné es que la cuota anual de socio era de 150 pesetas.


Una característica del primer carné del Obradoiro es que ya incluía el domicilio del abonado, algo que se mantendrá en temporadas posteriores. También descubrimos que en esa primera temporada el club contaba con, por lo menos, 336 socios.

TEMPORADA 1982-83

La temporada 82-83 fue la primera del Obradoiro en la élite del baloncesto español. Sobre este carné hay una bonita historia que nos contó Marcos Taboada, la persona que nos facilitó estos abonos.



TEMPORADA 1985-86 (NUEVO!!)

El Obradoiro ya incorporó el patrocinio de Feiraco en esta temporada, y la cooperativa láctea tenía su hueco en el abono del club. Este carné también nos lo mandó Marcos Taboada.



TEMPORADA 1986-87 (NUEVO!)

En la temporada 86-87 Feiraco ganó presencia en el abono del club. De hecho ya vemos que, junto al escudo del club, se incluyó la referencia "Feiraco CAB". El Obradoiro competía entonces con la denominación única de Feiraco. El abono también nos lo manda Marcos Taboada.


TEMPORADA 1987-88 (NUEVO!)

Además del abono, que permitía acceder al pabellón, existía la "Tarjeta de reserva" para poder reservar un asiento concreto en el pabellón de Sar. Este servía para el asiento 44 de la fila G y nos lo pasó también Marcos Taboada, buen amigo del blog.



TEMPORADA 1989-90

Esta es la temporada del famoso y polémico play-off contra el Juver Murcia. El carné sigue incluyendo el domicilio del socio y su nombre. Y en la parte superior e inferior estaba la clásica hilera de números por si era necesario controlar el aforo en el pabellón.



TEMPORADA 1991-92 

La temporada 1991-92 tiene gran importancia para la historia del Obradoiro porque fue la última en la que el Obra compitió en categorías profesionales. El carné de esa temporada lo tenía guardado Fani Daviña y nos lo envía para que lo podamos recuperar.


Como se puede ver, en los partidos se hacía un agujero en el número de la jornada para evitar que ese carné lo utilizase más de una persona. Esa temporada se jugó en el pabellón de Santa Isabel.

domingo, 17 de agosto de 2014

Oficialmente, y salvo que alguien desmienta este artículo, fue Drago Pasalic el primer jugador procedente de la antigua Yugoslavia que vistió la camiseta del Obradoiro. Es decir, que hubo que esperar 39 años desde la fundación del club para que un jugador balcánico militase en este club. Hasta 2009 ningún serbio, croata, esloveno, bosnio, macedonio o montenegrino jugó en el Obra. Esos son los datos reales. Pero hace más de 20 años el Obradoiro estuvo cerquísima de fichar a su primer jugador yugoslavo, Veljko Petranović, en una época en la que no era tan habitual incorporar fichajes de esta parte de Europa, sobre todo en la Primera B.

Petranović jugó la semifinal del Mundial 86 (URSS-Yugoslavia)
Obviamente el printer está mal: no era base ni su nombre empezaba por A
 
El 19 de septiembre de 1991 trascendió que el Onza de Oro Obradoiro había fichado a Veljko Petranović. El Obra necesitaba un pívot de referencia tras el fracaso en el fichaje de Jimmy Wright y la opción elegida fue este jugador nacido en 1959 en la localidad croata de Drniš. El fichaje estaba tan cerrado ese jueves que incluso había hora de llegada al aeropuerto de Lavacolla (prevista esa misma jornada a medianoche), y se anunció que el jugador sería presentado a los medios de comunicación al día siguiente.

Recorte de El Correo Gallego
(19 de septiembre de 1991)
Ese día surgió en la afición obradoirista la necesidad de conocer más datos sobre Veljko Petranović. No olvidemos que en 1991 todavía no había internet en los hogares y que la información sobre jugadores extranjeros llegaba a cuentagotas.

Un cromo de su época del Zadar
En ese momento Petranović era ya un jugador veterano (31 años), un ala-pivot de 2,04 muy conocido en el baloncesto yugoslavo. Especialmente en Croacia y en su club de toda la vida, el KK Zadar, para el que sigue siendo una leyenda. En el Zadar jugó buena parte de su carrera deportiva y consiguió el último gran éxito de este club, ganarle en 1986 la final de la Liga Yugoslava a la Cibona de Petrovic. Aquello fue todo un sorpresón porque la Cibona venía de ganar la Copa de Europa, y porque la victoria decisiva la logró el Zadar en la pista de su rival. Cierto es que el Zadar tampoco eran cuatro amigos: Vrankovic, Popovic...

Veljko, con fotos de su carrera deportiva y sus triunfos
(Foto: 24sata)
Además, Petranović también era conocido en todo el país porque había jugado bastantes partidos con la selección yugoslava. Había participado en el Europeo Junior del 78 y, con la absoluta, en el Mundial del 86 disputado en España. En ese torneo los yugoslavos consiguieron el bronce tras perder aquella famosa semifinal frente a la URSS en el Palacio de los Deportes de Madrid. Petranović no disfrutaba del protagonismo que sí tenían los hermanos Petrovic, Dalipagic, Vrankovic, Cutura, un jovencísimo Divac... Pero tuvo sus minutos, bastantes.

De hecho, participó activamente en aquella semifinal y captó el foco mediático cuando en la segunda parte recibió un mamporrazo de Belostenny y tuvo que irse dolorido al banquillo.

Con el 8, tras recibir el mamporro de Belostenny en la semifinal del Mundial 86
La cuestión es que el fichaje de Petranović por el Obradoiro se diluyó en cuestión de horas. Y ese viernes, en el que se tenía que producir su presentación a los medios, la prensa ya publicaba que el jugador no vendría a Compostela.

¿Qué pasó? El Obra explicó en una nota oficial que el jugador "se incorporó voluntariamente a filas con su país". Conviene recordar que era septiembre de 1991, y solo unos meses antes había estallado la guerra en Yugoslavia. El entrenador obradoirista, Javier Lorenzo, explicaba en El Correo Gallego lo que había sucedido: "A las nueve de la mañana recibí una llamada de un agente español que actuaba como intermediario de este jugador, para comunicarme que debido a la situación que está pasando Yugoslavia y la preocupación que tenía por su familia, [Veljko] decidió regresar a su país desde Milán".


Adiós al primer fichaje balcánico de la historia del Obra. Como jugador, claro. No olvidemos que en la temporada 82-83 el entrenador del Obradoiro fue el yugoslavo Todor Lazic.

CENTRADO EN ESLOVENIA

Desconocemos si Petranović pasó a integrarse en el Ejército. Lo que sí está confirmado es que siguió jugando al baloncesto durante muchos años, hasta el punto de convertirse en un caso casi único en el basket europeo.

El dato es complicado de corroborar por la dificultad de acceder a estadísticas fiables sobre la liga eslovena. Pero a través de dos fuentes distintas parece confirmado que Veljko Petranović jugó en la 2ª división de Eslovenia en la temporada 2009-10. Es decir, que jugó al basket profesional hasta los 51 años de edad y que estuvo 35 años en activo. Alucinante.

En la parte final de su carrera
Gracias al Google Translate hemos traducido a un castellano macarrónico un reportaje que le hicieron con motivo de su retirada. Así, sabemos que su hija se enteró de que había un jugador filipino que estuvo en activo hasta los 54 años. "Ella me instó a seguir unos cuantos años más y a continuación, pasar a la historia, pero no hay manera".  Veljko prometió no volver a jugar al basket, ni siquiera con los múltiples equipos de veteranos que llaman a su puerta.

De esta forma cerró una extensa lista de equipos en los que militó, todos ellos de la zona de los Balcanes. Al ya mencionado Zadar se unen el KK Zagreb y casi todos de Eslovenia: Union Olimpija, Polzela, Rogaska, Kranj... Su último equipo fue el Cronomelj. Y en esa lista pudo estar (pero no está) el Obradoiro de Santiago.

Ejerciendo de entrenador
(Foto: zdnews)
En esa información también cuenta su enfado porque los dirigentes del Zadar no le llamaron cuando se celebró el 20 aniversario del famoso título de 1986. Aunque ya no juega, sí ejerció como entrenador, al menos en Nazarje. Y todos los veranos viajaba a su localidad natal para visitar a su madre.

En la actualidad, una de las leyendas vivas del Zadar tiene una vida tranquila y retirada en Eslovenia. Veljko tiene doble nacionalidad (eslovena y croata) y todos sus planes están vinculados al país más occidental de todos los que surgieron del desmembramiento de Yugoslavia. Del reportaje (es de 2011) me pareció entender que abrió una tienda de muebles antiguos y de regalos. Una nueva ocupación profesional tras una larguísima trayectoria profesional en la que el Obra pudo tener un hueco... pero no lo tuvo.

lunes, 28 de julio de 2014

Han pasado cuatro años desde que un 28 de julio como hoy, pero de 2010, el grupo empresarial que se hizo cargo del Obradoiro anunció su primer fichaje. No fue el entrenador ni ningún jugador de renombre, sino la persona que se iba a hacer cargo de la dirección deportiva del club. Era Chete Pazo, un santiagués que retornaba al Obra con una faceta muy distinta a la que tuvo a principios de los 90, cuando era jugador junior del club.
Un jovencísimo Chete en el Obra 91-92, ¿no?
(Foto: @bujacocesto)
Cuando se anunció el fichaje de Chete como director deportivo del club él mismo reconocía la que se le venía encima. "Tengo que fichar entrenador y cuerpo técnico, planificar el trabajo de cantera y la venta de abonos, hacer una estructura de club...", aseguraba en esta entrevista. Con la dificultad añadida de que ya estábamos casi en agosto y muchos equipos tenían la plantilla casi montada.

Las cosas salieron muy bien en esa temporada 2010-11. El equipo volvió a ACB tras ganar la Copa Príncipe y haber liderado la clasificación buena parte del año. La afición disfrutó, acompañó al equipo todo el año y acabó celebrando el ascenso. Y de ese éxito también fue parte fundamental Chete.

Celebrando el ascenso en Raxoi
(Foto: Fruqui)
Luchando contra el reloj, Chete Pazo construyó la columna vertebral del Obradoiro de las siguientes temporadas. Con él en la dirección deportiva llegaron -entre otros- Levon Kendall, Andrés Rodríguez (máximo asistente en la ACB), Alberto Corbacho (máximo triplista durante dos temporadas en ACB) y Oriol Junyent, del que sobran las palabras. Todos ellos aterrizaron en un equipo LEB en reconstrucción y siguieron brillando en ACB. 

Después Chete pasó a un segundo plano y cambió el deporte por la educación, pero parece de justicia reconocer su contribución a que el Obra haya logrado los mayores éxitos de su historia.

domingo, 20 de julio de 2014

Un club con más de 40 años de historia ha visto cambiar su camiseta en numerosas ocasiones. Han cambiado los colores, como ya analizamos en su momento en este artículo, en el que se llegaba a la conclusión de que el blanco ha sido el color predominante en la primera camiseta, mientras que en la segunda equipación se ha visto mucha más variedad. Pero por la indumentaria del Obra también han pasado unos cuantos patrocinadores, que han utilizado ese soporte para ganar en notoriedad. Vamos a repasarlos, a riesgo de que alguno quede por nombrar.

Durante la primera década de existencia del club (los años 70) no encontramos patrocinadores. La camiseta únicamente incluía el nombre del club, el número y a veces el escudo. Hasta que allá por 1979 localizamos la primera empresa que apareció en la camiseta obradoirista: las tiendas de ropa vaquera Pepe Ramón. A la gente joven no les sonará, pero a principios de los 80 era un establecimiento muy popular en el Ensanche de Santiago.

Camiseta del Obra con el patrocinio de Pepe Ramón (1979-80)
Pepe Ramón no solo se hizo un hueco en la parte delantera de la camiseta, como los patrocinadores actuales. También le puso nombre al club entre finales de 1979 y 1981, tal como consta en documentación oficial. El primer partido oficial que el Obra jugó como "Obradoiro Pepe-Ramón" fue el 25 de noviembre de 1979 en Pamplona, en el que perdió contra el Natación (87-82). También compitió con este nombre la siguiente temporada en la Primera B.

Un año después llegó el mítico ascenso a la élite conseguido en Mataró. Y en esa temporada fue otra empresa la que ocupó una parte de la camiseta del Obra, Intertisa, una firma vinculada al grupo Araguaney. Conviene recordar que el alma mater de este conglomerado empresarial, Ghaleb Jaber, tomó las riendas del club como presidente unos años después, en 1988.

La del día del ascenso de Mataró, con Intertisa 
La palabra "Intertisa" estaba presente en la camiseta azul del Obra el día del ascenso. También en los chándales de los jugadores. Pero esa temporada también se utilizó una camiseta blanca que contaba con un curioso logotipo en la parte opuesta al escudo. Ese logo, conformado por una especie de globo terráqueo, era precisamente el de Intertisa.

Camiseta de la temporada 81-82, con el logo de Intertisa 
El ascenso a la élite trajo consigo otro hecho histórico: la irrupción de Feiraco en el club. La cooperativa láctea de Agrón (Ames) acompañó de la mano al Obradoiro durante seis temporadas. Es probablemente el patrocinador más importante que ha tenido el club en su etapa profesional, un periplo que comenzó en la temporada 82-83 y acabó en la 87-88. Años después pasó a patrocinar al Deportivo.

Feiraco fue importante en la historia del Obra porque estuvo presente en momentos decisivos como la primera temporada en la élite o el campeonato de España de 2ª división. Además de estar presente en camiseta y pantalón (con su conocido logo que representa una cabeza de vaca), también puso nombre al club durante varias temporadas en Primera B y tenía sitio en la cartelería del pabellón, en el parqué, en los abonos...
Feiraco estuvo en la camiseta del Obra hasta 1988 
Está claro que fue una época muy láctea para el basket gallego: con el Clesa Ferrol, el Leche Río Breogán y el Feiraco Obradoiro. El caso es que la cooperativa láctea dejó de patrocinar al Obra en el verano de 1988. Pero su lugar fue ocupado por otras empresas de muy distinta actividad. Tras seis años con el monopolio de Feiraco, llegó una época de cambios en la elástica obradoirista como vamos a comprobar.

Una de las compañías que ocupó ese espacio fue Iberia. Los primeros partidos de la temporada 88-89 se jugaron con la empresa aérea presente en la camiseta, aunque Iberia también figuraba en un segundo plano en algunos partidos de la siguiente temporada. Es solo una conjetura, pero se intuye que el Obradoiro conseguiría alguna contraprestación de la firma aérea a la hora de desplazarse por España adelante. Hay que recordar que todavía no se había producido la liberalización del sector y que, en consecuencia, Iberia seguía operando en régimen de monopolio.

Iberia también tuvo su hueco en la camiseta, entre 1988 y 1990
En la temporada 1988-89 el Obradoiro también compitió con otro patrocinador, la productora audiovisual CTV, perteneciente al grupo Araguaney. CTV era una empresa reciente (fue creada en 1985) y ha sido la responsable de producir algunos de los programas de más audiencia de la Televisión de Galicia, como Supermartes, Luar o Cifras e Letras. Está ubicada en Teo.

CTV, en la camiseta y el pantalón de la temporada 88-89
La matriz de este grupo, Araguaney, también estuvo presente en las camisetas del Obradoiro de una forma provisional. Fue en los primeros partidos de la temporada 1989-90, poniéndole nombre a una camiseta de color verde muy peculiar. De sobra conocido es que el Araguaney, además de ser el árbol nacional de Venezuela, da nombre también a uno de los hoteles más carismáticos de la zona nueva de Santiago. Entró en servicio en 1985.

El Araguaney, en la camiseta de Victor Anger (1989)
Es imposible desligar el Araguaney del Obradoiro. En una de las salas del hotel se celebraron las asambleas de socios del club durante muchos años. Y en los bajos del establecimiento, accediendo por Montero Ríos, era posible hacerse abonado del Obra.

En esa misma temporada 89-90 la camiseta tuvo como patrocinador principal a Caixa Galicia, otra entidad ligada íntimamente al club desde sus inicios. Recordemos que el viejo pabellón de Sar fue construido gracias al apoyo financiero de la antigua Caja de Ahorros de Santiago. Ese vínculo sigue vivo a día de hoy, ya que la entidad heredera de aquella caja (Novagalicia, hoy Abanca) es también patrocinador principal del club.

Caixa Galicia, en la camiseta de la temporada 89-90
Otra de las empresas que patrocinó al Obradoiro y que ya no existe en la actualidad es la Onza de Oro. Esta compañía tenía su sede en A Pobra do Caramiñal y era a finales de los 80 una de las conserveras más conocidas de Galicia. La empresa quebró años después y en 2010 se inició el desmantelamiento de las ruinas de la nave industrial de la que salieron miles de latas de conserva.

En la camiseta de la temporada 91-92 estuvo La Onza de Oro
La Onza de Oro patrocinó al Obradoiro en la temporada 1991-92, la última antes de iniciar la penosa travesía judicial de 17 años. Estuvo presente en la equipación del Obra y también en el pabellón de Santa Isabel, ya que el club se había mudado a estas instalaciones desde que en 1989 comenzó el derribo del viejo pabellón de Sar.

Por último, un breve reconocimiento a esas empresas que también ayudaron al Obra cuando estuvo fuera del baloncesto profesional. Es justo reconocer que su apoyo contribuyó a que el Obradoiro siguiese compitiendo (y no desapareciese) a la espera de que se hiciese justicia, como finalmente sucedió. Una de esas empresas fue Óptica Val, que dio nombre al club durante varias temporadas.

Camiseta del Obra en la etapa no profesional, patrocinada por Óptica Val
Y así llegamos a la época actual, en la que los patrocinadores han ganado importancia en las camisetas y también en el nombre con el que compite el equipo. Blusens, Xacobeo 2010, Monbus, Mexillón de Galicia, Río Natura, Interrias o Cenor forman parte de esta nueva etapa.

(Actualizado el 25 de noviembre de 2015)