Joe Kopicki es un buen ejemplo del nivel de los jugadores extranjeros en la Primera B (lo que hoy es la LEB) de los años 80. Un pívot no demasiado alto pero muy completo, que con 26 años y tras más de 100 partidos en la NBA fichó por un equipo de la segunda categoría del basket español. Es cierto que en Norteamérica no tuvo excesivo protagonismo y por eso hizo las maletas con destino a Europa. Pero en todo caso, Kopicki era un jugador excepcional que el Obradoiro sufrió en sus carnes por primera vez en febrero de 1986. No fue la única vez.
Kopicki jugó en España solamente en el Cajabilbao, el principal equipo de basket de la capital de Bizkaia hasta que se fue al tacho tras renunciar a un ascenso a la ACB en 1994. Obviamente es un club distinto al actual Bilbao Basket. Ambos equipos sí tienen en común que su cancha de juego era el mítico pabellón de La Casilla, hasta que el Bilbao Basket se mudó de forma definitiva a Miribilla. Y es precisamente en La Casilla donde transcurre esta pequeña historia en la que Kopicki desempeña el papel de monstruo obradoirista.
En ese mes de febrero de 1986 el Cajabilbao y el Feiraco Obradoiro competían en la 1ªB. Los vascos aspiraban a dar el salto a la élite. Los santiagueses habían ascendido el verano pasado y estaban realizando una gran campaña en su regreso a la categoría de la plata. Pero lo cierto es que ambos se habían colado en la serie B-1, es decir, el grupo de ocho equipos que pugnaban por el ascenso a la ACB. Junto a ellos, otros clubes de primer nivel que acabarían teniendo un recorrido más o menos amplio en la élite, como el Caja de Ronda, CB Canarias o el Oximesa de Granada.
En esas circunstancias, Cajabilbao y Obradoiro se vieron las caras en La Casilla. Dos grandes equipos. El Cajabilbao de Carlos Herreras, Manel Bosch, Davalillo, Mikel Cuadra o Morty de Francisco, que años después jugó en Santiago. Enfrente, el Feiraco de Ricardo Aldrey, Mario Iglesias, Bill Collins, Alberto Abalde... Pero aquel día el rey del partido fue sin duda Joe Kopicki. En la primera parte el pivot americano pasó de puntillas (5 puntos) y el marcador quedó con un emocionante 39-35. Pero en la segunda se desató: 27 puntos, canastas de todos los colores y el Obradoiro volvió a Santiago tras haber palmado por 36. Desastre total.
Kopicki era de esos pivots de los años 80 que jugaban con camiseta interior. Lo que hoy puede parecer algo antiestético, en aquel momento era un símbolo más que hacía reconocible al baloncesto. Algo que parece que se ha perdido. Y lo más importante es que era un jugador al que se le quedaba pequeña la 1ªB, tal como demostró más adelante cuando tuvo la oportunidad de jugar en ACB. El Obradoiro lo sufrió aquella tarde en Bilbao, tal como narra la crónica de La Gaceta del Norte que he podido localizar.
A pocos minutos después de comenzar la segunda parte el tema estaba 48-42 a favor del Cajabilbao. Ahí se acaba el partido. "Kopicki se lanzó como un obseso hacia la canasta contraria, sus piernas maltrataban las teorías modernas de la velocidad y el aro contrario amenazaba con quedar destrozado a causa de su promiscuidad anotadora". De ahí al 80-58 para acabar en un demoledor 105-69. "Afortunadamente el Caja cuenta con un pivot con aspecto de pecador arrepentido capaz de aupar al equipo en los instantes precisos (...) Kopicki es simplemente un gran jugador, capaz de defender intensamente, rápido a la hora de robar un balón o salir al contragolpe, inamovible bajo el tablero contrario, con un tiro eficaz", completaba en su descripción el periódico vasco.
De nada valieron los 28 puntos y 10 rebotes de Bill Collins, el jugador más destacado en las filas compostelanas. Joe Kopicki fue un vendaval en aquel martirio obradoirista y los números lo ratifican: 32 puntos, 16 rebotes, 6 asistencias, 5 robos y 5 faltas recibidas. Imparable.
Kopicki defendido por Alberto Abalde (Fotos: La Gaceta del Norte) |
En ese mes de febrero de 1986 el Cajabilbao y el Feiraco Obradoiro competían en la 1ªB. Los vascos aspiraban a dar el salto a la élite. Los santiagueses habían ascendido el verano pasado y estaban realizando una gran campaña en su regreso a la categoría de la plata. Pero lo cierto es que ambos se habían colado en la serie B-1, es decir, el grupo de ocho equipos que pugnaban por el ascenso a la ACB. Junto a ellos, otros clubes de primer nivel que acabarían teniendo un recorrido más o menos amplio en la élite, como el Caja de Ronda, CB Canarias o el Oximesa de Granada.
En esas circunstancias, Cajabilbao y Obradoiro se vieron las caras en La Casilla. Dos grandes equipos. El Cajabilbao de Carlos Herreras, Manel Bosch, Davalillo, Mikel Cuadra o Morty de Francisco, que años después jugó en Santiago. Enfrente, el Feiraco de Ricardo Aldrey, Mario Iglesias, Bill Collins, Alberto Abalde... Pero aquel día el rey del partido fue sin duda Joe Kopicki. En la primera parte el pivot americano pasó de puntillas (5 puntos) y el marcador quedó con un emocionante 39-35. Pero en la segunda se desató: 27 puntos, canastas de todos los colores y el Obradoiro volvió a Santiago tras haber palmado por 36. Desastre total.
Otra de Kopicki en aquel Cajabilbao-Feiraco |
A pocos minutos después de comenzar la segunda parte el tema estaba 48-42 a favor del Cajabilbao. Ahí se acaba el partido. "Kopicki se lanzó como un obseso hacia la canasta contraria, sus piernas maltrataban las teorías modernas de la velocidad y el aro contrario amenazaba con quedar destrozado a causa de su promiscuidad anotadora". De ahí al 80-58 para acabar en un demoledor 105-69. "Afortunadamente el Caja cuenta con un pivot con aspecto de pecador arrepentido capaz de aupar al equipo en los instantes precisos (...) Kopicki es simplemente un gran jugador, capaz de defender intensamente, rápido a la hora de robar un balón o salir al contragolpe, inamovible bajo el tablero contrario, con un tiro eficaz", completaba en su descripción el periódico vasco.
De nada valieron los 28 puntos y 10 rebotes de Bill Collins, el jugador más destacado en las filas compostelanas. Joe Kopicki fue un vendaval en aquel martirio obradoirista y los números lo ratifican: 32 puntos, 16 rebotes, 6 asistencias, 5 robos y 5 faltas recibidas. Imparable.
Joe Kopicki y detrás, Abalde |
Al término de aquella temporada el Cajabilbao consiguió ascender a la ACB. Curiosamente lo logró tras vencer al Obradoiro unos meses después en el viejo pabellón de Sar. Por el contrario, el Feiraco se quedó sin premio pese a su magnífico curso (recordemos que era un recién ascendido) y no logró meterse en los puestos que deban derecho a jugar el playoff.
Ya en la máxima categoría, Kopicki siguió jugando dos temporadas en el Cajabilbao alcanzando allí la categoría de leyenda del club. En la primera (1986-87) promedió 24 puntos y 9,2 rebotes. En la segunda incluso mejoró prestaciones: 25,4 puntos y 11,7 rebotes por partido, con la particularidad de que ya lanzaba por aquella época casi tres triples por partido, algo no tan frecuente en los jugadores interiores de mediados de los ochenta.
Una vez terminada esa primera experiencia en ACB, decidió hacer las maletas y marcharse a la potente LEGA italiana. Pero los caminos de Joe Kopicki y del Obradoiro volvieron a cruzarse en la temporada 1991-92. Y para nuestra desgracia el resultado volvió a ser el mismo: grandes números para Kopicki y tragedia obradoirista. Otro día os lo cuento.