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Nance, en un entrenamiento con el Obra (Foto: recorte de El Correo Gallego) |
Septiembre de 1991. El Obradoiro ocupaba los últimos puestos de la Primera B y necesitaba con urgencia un americano para sustituir a un veteranísimo Jimmy Wright, que se acababa de lesionar y tenía pie y medio fuera del club. La primera opción que se barajó fue la del yugoslavo Veljko Petranovic, cuya historia ya contamos aquí en su momento. Aquello no fructificó y dos días después el Obradoiro confirmaba la contratación temporal del ala-pívot Antwahn Nance. Y la pregunta en aquella época era obligada: ¿quién demonios era Nance?
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En un partido del Obra en Santa Isabel (Foto: recorte de El Correo Gallego) |
El Madrid se llevó a Nance a jugar un amistoso de prueba en Las Rozas contra el Dinamo de Kiev. Pero no les terminó de convencer. Los blancos perdieron aquel partido (72-77) y la floja actuación de nuestro protagonista (4 puntos) acabó por echar por tierra la posibilidad de jugar en el equipo de Karl.
APARECE EL OBRADOIRO
Visto que el Madrid no le quería, Nance siguió buscando equipo y solo unos días después apareció el Obradoiro. El 23 de septiembre se anunció su contratación: un mes a prueba y un salario de 7.000 dólares. Quizás fuese este chaval de 24 años y 2,05 lo que el Obra necesitaba para reemplazar a Wright. Era cuestión de intentarlo y él venía con ilusión: "Vengo con muchas ganas de jugar y mucha ambición, quiero jugar en ACB", le contó a El Correo Gallego, tras definirse como un jugador "rápido, ágil y saltador".
Los aficionados del Obra pronto supieron que Nance se había formado en la pequeña Universidad de Grambling State (Lousiana) y que la temporada anterior había jugado varios partidos en Italia, en el Varese. Su agencia de representación decía de él: "Es un anotador inteligente, fuerte y habilidoso; dominante en la zona interior, muy bueno reboteando y en los bloqueos; gran habilidad para el pase; buen cuerpo y excelente forma física".
Pero lo que nadie contó en aquel momento es que Antwahn había vivido una infancia muy difícil, marcada por un padre alcohólico y violento. Como en otros casos el baloncesto le sirvió como válvula de escape, pero ese drama puede explicar lo que pasó después.
El caso es que la afición obradoirista apenas tuvo tiempo de conocer a Nance. Debutó en la jornada 4 en un partido contra Caja Bilbao -su mejor actuación con el Obradoiro- y su último partido fue en la jornada 8 contra el Caja Badajoz. En total fueron cinco encuentros en los que tampoco convenció al cuerpo técnico compostelano, que buscaba un jugador más interior y con más anotación. Su bagaje se resume en un promedio de 11 puntos y 5 rebotes, además de unos cuantos mates y tapones espectaculares.
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Entrenando con el Obra (Foto: recorte de El Correo Gallego) |
Pese a sus deseos nuestro protagonista nunca llegó a jugar en la ACB. Aunque sí se convirtió en uno de esos trotamundos que pasan por las ligas de distintos continentes con mejor o peor suerte. Si hacemos caso al currículum de su agencia de representación, Nance jugó en China, Brasil, Ucrania, Venezuela, Turquía o Grecia. Su último equipo fue argentino, el Gimnasia y Esgrima. Aunque no sabemos la fiabilidad de estos datos dado que su agencia también vendía que había jugado en los Clippers (no aparece en ningún registro oficial de la NBA) y en el Real Madrid, con el que solo disputó el amistoso contra el Dinamo de Kiev.
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Imagen del programa Intervention, en el que participó |
LA CAÍDA
Pero el audiovisual sí le reservaba un papel protagonista años más tarde. Creemos que dejó el baloncesto en 2002 (tenía 36 años) por culpa de una lesión de rodilla, y fue cuatro años después cuando América conoció la crudísima realidad de Nance a raíz del programa Intervention: Antwahn era un adicto al crack, cocaína, marihuana y alcohol. Y su vida transcurría en Skid Row, el barrio más problemático de la ciudad de Los Ángeles. Una zona deprimida cuyas calles dan cobijo a cientos de personas sin techo y sin futuro. Uno de ellos era Antwahn Nance.
En Intervention, los familiares de Nance trataron de rescatarle de la espiral de destrucción en la que estaba inmerso. Aparecen sus hijos y su mujer, que amenaza con divorciarse si no deja las drogas. El programa no escatima en imágenes de Antwahn poco menos que vagabundeando por las calles de Los Ángeles, fumando con la mirada perdida y tirado en la cama. Son imágenes que duelen sea quien sea la persona, pero que entristecen un poco más sabiendo que el protagonista fue un deportista profesional a punto de perderlo todo. Y que encima llevó puesta la camiseta del Obradoiro, aunque fuese de forma esporádica.
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Otra imagen del programa Intervention |
¿Y ahora? Pues gracias a las redes sociales conseguimos localizarle y, a tenor de las imágenes, da la impresión de que Antwahn Nance ha iniciado una nueva vida. Intentamos ponernos en contacto con él, aunque no respondió a nuestro mensaje. Pero solo el mero hecho de ver esas fotos y, sobre todo, sonriendo, nos lleva a pensar que ese descenso a los infiernos ha tenido viaje de vuelta. Ojalá.
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