lunes, 6 de enero de 2014

La historia del Obradoiro CAB está llena de buenos momentos y éxitos deportivos. Cumplidos los 43 años de historia y camino de los 44, en ese tiempo ha habido de todo: ascensos, títulos, jugadores inolvidables y triunfos colectivos más allá de lo deportivo. Pero también fracasos. Momentos que no son agradables de recordar, y que sirven para valorar el presente y para intentar no repetir errores. La temporada 1991-92 es un buen ejemplo de las experiencias obradoiristas que no gusta relatar. Y en esa historia aparece un jugador que estos meses ha vuelto a la primera línea de la actualidad del baloncesto español: Enrique Azcón Vita. Más conocido como Quique Azcón o simplemente por su apellido: Azcón.

Quique Azcón ha protagonizado en este inicio de temporada la campaña de Endesa y la ACB Basket Lover. Lo hace por ser el jugador de menor altura que ha pasado por el parqué de la ACB desde su fundación. Con sus 167 centímetros, Azcón lanza el mensaje de que muchas veces el esfuerzo y la capacidad de superación permiten alcanzar sueños que a priori son imposibles. “Como muchos niños, me di cuenta de que iba a ser bajito a la vuelta de un verano. No hacía falta ser un lince: de repente, todos en clase me quitaban una cabeza. Sin embargo, hubo alguien que supo ver más allá; alguien que no miraba mi estatura, sino mi talento y mi amor por este deporte. Un entrenador con visión de futuro capaz de hacerme encontrar la energía para seguir adelante”, relata en el spot que estos meses se ha podido ver en las televisiones.

Azcón, en el spot de la campaña de ACB Basket Lover
Pero más desapercibido es el pasado obradoirista de Azcón. No mucha gente recuerda que este base de los de antes -él mismo lo reconoce- tuvo un pasado en el Obradoiro. Una experiencia poco gratificante en la parte final de su carrera que justamente coincidió con el último periplo del equipo santiagués antes de iniciar su larguísima travesía por el desierto de los juzgados y la incomprensión federativa y administrativa. Con gran amabilidad, Quique Azcón no solo accede a recuperar algunos recuerdos de aquella temporada. Con él también hablamos de baloncesto en estado puro: del actual, de como ha cambiado respecto a los años 80. Y del basket de base, en el que continúa metido casi 20 años después de dejar de forma definitiva las pistas. Empecemos por el pasado.

EL PASO POR EL OBRADOIRO

Verano de 1991. El Obradoiro, inmerso ya entonces en la batalla judicial por el caso Esteban Pérez, retornaba a la Primera División tras estar apartado durante un año por una decisión injusta de la Federación Española de Baloncesto, que se vio obligada a readmitir en la categoría al Obra. Y bajo el mando del ferrolano Javier Lorenzo se configuró un equipo que en principio no estaba diseñado para pasar apuros en esa Primera B. Pero nada salió como se esperaba. “Esa temporada fue un desastre a todos los niveles, tanto en lo deportivo como en la estructura”, resume.

Azcón, a la derecha, en su etapa en Obradoiro
(Foto: http://bujacocesto.blogspot.com.es)
Azcón reconoce que la plantilla de aquel Obra 1991-92 “no era mala” y un breve repaso por los nombres que la conformaban le da la razón. Miki Abarca, Paco Dosaula, el fallecido Morty de Francisco (padre de Nacho Martín), Jimmy Wright o un grupo de jugadores gallegos (Rama, Loureiro, Ferreira, Seijo...) con ánimo de reivindicarse. Un equipo diseñado para no pasar apuros en la categoría. Todo lo contrario de lo que acabó sucediendo en la realidad.

El principal hándicap en aquella temporada tuvo que ver con los problemas extradeportivos. Hubo dificultades de cobro desde un primer momento y eso tuvo repercusión en los resultados. Nuestro protagonista asegura que a los 15 días de estar Santiago tenía tomada la decisión de marcharse porque intuía lo que se le venía por delante. Finalmente se quedó. Pero la temporada fue un conjunto de problemas y frustraciones. El Obradoiro comenzó con un balance de 0-5 que ya no fue capaz de levantar. A partir de ahí, destitución del entrenador y sustitución por Tim Shea (que acabaría marchandose justo cuando el equipo comenzaba a carburar), llegada de dos nuevos americanos y la condena a jugar la fase de descenso tras rematar la fase regular 4º por abajo y con un balance de 12-18.

En la presentación del Caja Bilbao-Obradoiro, su último partido con el Obra
(Foto: El blog de Mirón)
Y eso que la fase de descenso comenzaría bien, con una victoria en el pabellón de Santa Isabel frente a Askatuak por 81-71. Pero los otros 5 partidos de la fase fueron un desastre tras otro y el descenso de categoría se confirmó en Santiago después de una durísima derrota por 16 puntos contra el Unicaja Melilla, en el que militaba como jugador el futuro segundo entrenador del Obra Chus Lázaro. “Fue una temporada horrorosa”, resume un Azcón que había llegado a Santiago tras defender -entre otras- las camisetas de Premiá, Mataró, Caja San Fernando y Juver Murcia. Y que pasó por Cajabilbao, Cornellá o Tau Vitoria antes de acabar su carrera deportiva.

El retorno del Obradoiro a la ACB en 2009 le permitió a Quique Azcón cobrar una parte de la deuda que tenía pendente el club con algunos de aquellos jugadores. Pero el pequeno base catalán, formado en la inagotable cantera del Joventut, sí guarda buenos recuerdos extradeportivos de su periplo en tierras galegas. “La experiencia en Galicia y en la ciudad fue extraordinaria”, asegura. Por ejemplo, le sirvió para aprender a distinguir un buen marisco en los mercados de Compostela. Azcón se declara admirador confeso de los crustáceos y, evidentemente, pocos sitios mejores que Galicia para desarrollar esa afición.

OTRO BASKET

Pero cuando se siente más cómodo en la conversación es hablando de basket. O mejor dicho, de lo mucho que ha cambiado el baloncesto desde finales de los 80 hasta la actualidad. Empezando por la alarmante caída de nivel. “Los equipos en aquel momento, en la Primera B, eran muy buenos; era muy difícil competir e incluso la Segunda División aquí en Cataluña tenía mucho nivel”, defiende. En la memoria aparecen aquel Juver Murcia de Davalillo, Esteban Pérez, Mike Philips, Abarca o el propio Azcón. Y aquel Obradoiro de Anger, los hermanos Solsona, Pepe Collins, Dosaula o Modrego.

En su etapa en Caja San Fernando
(Foto: www.espacioligaendesa.com)
¿Tendría sitio Quique Azcón y sus 167 centímetros en el basket actual? “No, yo no podría jugar con este baloncesto”, reconoce. Han pasado solo dos décadas pero el cambio en el deporte de la canasta ha sido de tanta envergadura que no tiene problema alguno en reconocerlo. El motivo probablemente sería el mismo del que habla en el anuncio de la Liga Endesa: ¿quién le haría un hueco en un equipo profesional de baloncesto a un jugador que estaba más cerca del 1,65 que del 1,70?

A su juicio, el gran cambio en el basket moderno ha estado en el paso de los 30 a los 24 segundos de posesión. Eso obligó a cambiar un basket “más estratégico”, en el que el base tenía tiempo para maquinar los esquemas sin la premura del reloj, por un basket más físico y en el que el tiro de larga distancia cambió su papel de invitado por el de protagonista. “Hoy el jugador ya no es un 1 o un 2, son todos 'exteriores'. Yo era pequeño y rápido pero seguro que hoy no jugaba”, admite. El segundo gran cambio vino de la mano de la Ley Bosman y su evidente repercusión sobre las canteras de los equipos.

En un Real Madrid-Juver Murcia
(Foto: www.basketme.com)
Azcón siguió y sigue vinculado al baloncesto. Primero en el campo profesional, en el ámbito de la representación deportiva. Ahora únicamente como miembro de la directiva del Sant Josep de Badalona, en el que jugó hasta hace meses su hijo. Más que una directiva, un “grupo de amigos” que luchan contra las dificultades económicas propias de cualquier club de base gracias al apoyo del empresario Julio Gálvez Puey, en otro tiempo presidente del Aracena, equipo que llegó a militar en LEB. De sus palabras queda claro que sigue creyendo en la cantera como espacio de formación útil para cumplir sueños y disfrutar del deporte. Justo lo que él llegó a conseguir con sus 167 centímetros cuando llego a la ACB.

(Este artículo fue publicado en el número 2 de la revista SCQ Basket. El número 3 ya está a la venta)