jueves, 7 de octubre de 2010

En la intensa historia del CAB Obradoiro figura también un curioso (y poco conocido) acontecimiento que merece ser recordado. Corría el mes de mayo de 1975 cuando el Obra tuvo la oportunidad de jugar un partido amistoso en Santiago contra los Red Storm, el equipo de baloncesto de la Universidad de Saint John's. No hablamos de un equipo cualquiera. Es el quinto equipo de la historia de la NCAA con más victorias, y de sus canchas han salido jugadores como Ron Artest o Chris Mullin, uno de los integrantes del Dream Team.
¿Qué se le había perdido a los Red Storm en Galicia? Resulta que a finales de esa primavera la selección española comenzaba a preparar el Eurobasket que se jugaría en Yugoslavia ese mismo mes de junio, en el que España acabó obteniendo una meritoria cuarta plaza. Y la Universidad de Saint John's, un centro de gran tradición católica situado en el barrio neoyorkino de Queens, aceptó el reto de viajar a la España todavía franquista para jugar varios partidos de preparación contra la selección de Antonio Díaz Miguel, acompañada de otra formación colegial, la Universidad de Notre Dame.

Pero el primer partido en España lo jugó contra el Obra. Fue el 22 de mayo de 1975. El resultado final fue Saint John's 80-Obradoiro 77, aunque las crónicas locales cuentan que el equipo norteamericano, lógicamente, afrontó aquel partido "a medio gas".

A modo de anécdota, recordar que los compostelanos disputaron el histórico encuentro con la ayuda de dos jugadores del Breogán (Sevilla y Alfredo Pérez) y con otros dos de los Red Storm, lo que permitió nivelar el partido y reducir las evidentes diferencias entre un equipo puntero de la NCAA y otro de la Segunda División.

Por parte del equipo santiagués tuvieron la oportunidad de disputar aquel partido Pita, Gil, Domínguez, Reparaz, López Cid, Caldas, Pirulo, Caso, Tonecho Lorenzo y los breoganistas Sevilla y Alfredo Pérez. El Obradoiro "supo poner mucha dignidad en el compromiso", cuenta la crónica de El Mundo Deportivo del día siguiente, pese a que los norteamericanos demostraron ser "un gran equipo y con excelente preparación".

Johnson, en su etapa en Saint John's (izq.) y después en Pacers
Y es que los Red Storm aterrizaron en Santiago con hasta 12 jugadores. Entre ellos figuraba George Johnson, un ala-pivot  de 2,00 elegido en el puesto número 12 del draft del 78 por Milwaukee Bucks. Johnson jugó hasta en cinco equipos distintos de la NBA durante ocho años consecutivos, y más tarde llegó a participar en España, en el Caja Bajadoz y en el Valvi Girona, donde promedió 18 puntos y 10 rebotes. Tras cuatro años, Johnson se convirtió en el mejor reboteador de la historia del equipo universitario.
George Johnson, en su etapa en el Valvi
(Foto: RetroACB)
Sobre George L.Johnson escribió hace unos meses un artículo muy interesante Javier Ortiz, en el que cuenta como el Caja Badajoz fichó a Johnson para jugar en Primera B en la temporada 88-89. Eso significó que 14 años después Johnson volvió a jugar en el viejo pabellón de Sar. Aunque en esa ocasión sí venció el Obradoiro (93-82) con una gran actuación de Middlebrooks, Abarca y compañía.

Volviendo a 1975, también formaban parte de Saint John's otros dos jugadores que, posteriormente, fueron drafteados por equipos NBA. Uno de ellos era Glenn Williams, elegido por Milwaukee Bucks en el puesto 27 del draft de 1977. El otro era Will Beaver Smith, elegido en el puesto 76 por New York Knicks en 1976, es decir, un año después de pasar unos días de primavera en Galicia. Junto a ellos, el resto de la plantilla de los Red Storm la conformaban Weadock, Frank Alagia, Farmer, Robertson, Clarke, Holl, McGuggins, Wright y McRea.

La ficha del histórico partido fue ésta:

-Universidad de Saint John's (80):  Johnson (9), Smith (19), Weadock (2), Williams (17), Alagia (8), Farmar (11), Robertson (8), Clarke (2), HoIl y McGuggins (4). 
-Obradoiro (77): Pita, Gil (4) Domínguez (2), Alfredo Pérez (14), Reparaz, Wright (19), McRea (21). López Cid (2), Caldas, Pirulo, Caso (6), Tonecho (7) y Sevilla (2).
-Árbitros: Magdalena y Cid, de Vigo.

Tonecho, con la plantilla de Saint John's al fondo, de blanco
(Foto: Archivo de Tonecho Lorenzo)
Tras el partido con el Obra, los Red Storm disputarían también en Santiago un amistoso contra la selección española el 27 de mayo de 1975. La victoria (65-64) recayó del lado de la selección, de la que formaban partes ilustres como Brabender, Cabrera, Corbalán, Rullán o Luyk. Sonaron los dos himnos antes de empezar el partido. El ambiente era impresionante. En Santiago se respiraba baloncesto por los cuatro costados.

sábado, 25 de septiembre de 2010

La temporada 1981-1982 siempre será recordada como la del primer ascenso del Obradoiro a la máxima categoría del baloncesto español. Nunca un equipo deportivo de Santiago había logrado semejante gesta, culminada con la presencia de decenas de personas en el aeropuerto de Lavacolla para recibir a los héroes del ascenso. He escuchado contar a Tonecho Lorenzo que el gran error en aquel momento fue no haber repartido abonos para la siguiente temporada entre toda esa multitud, algo insólito en la ciudad.

Recibimiento en Lavacolla tras el ascenso
En aquel momento, el Obradoiro era -con el Bosco coruñés- el segundo equipo más importante de Galicia. El estandarte era el Oar Ferrol, que militaba en la máxima categoría y este mismo año participaba en la copa Korac. El Breogán había descendido a Segunda División, aunque estaba a punto de empezar un meteórico camino que lo acabaría llevando en pocos años a la ACB .

La plantilla del Obra en la temporada 1981/82 la conformaban J.A.Gil, Mario Iglesias, Lomas, Balagué, Corts, R.Vallejo, Manolo Vidal, Montero, Modrego y Alberto Abalde. En el cuerpo técnico, el tándem Pepe Casal-Julio Bernárdez. Y Antonio Castro como presidente del club. Nombres que pasaron a la historia por lograr el primer ascenso del Obra al techo del basket español.

Plantilla del Obra 1981-8, en el viejo Sar
¿Cómo encaró el Obradoiro la temporada en aquel verano de 1981? El principal objetivo del club era mantener la categoría, ya que el año anterior se había logrado la permanencia en Primera B en la penúltima jornada, con una agónica victoria en Sar ante el Santa Clara de Córdoba. El ascenso a la Primera División era poco menos que una quimera.
La competición en Primera B estaba formada por 14 equipos, con el formato de todos contra todos a doble vuelta. Como curiosidad, recordar que en aquel momento todavía era posible terminar un partido en empate. De hecho, el último partido del Obra la temporada  había concluido así, con un empate.

En cuanto al ascenso, los tres primeros clasificados ascenderían a la Primera División (actual ACB). Estos eran los 14 participantes:


UN INICIO ESPECTACULAR
 
La liga comenzó muy bien para el Obra. El equipo logra llegar a fin de año con una impresionante racha de 8-2, invicto en el pabellón de Sar y con victorias importantes a domicilio. Dos partidos alimentan el sueño de que es posible ascender. El primero, una victoria (87-76) contra el Baskonia en Sar, en la que era la primera derrota del equipo vitoriano en liga. También es clave el triunfo en Valladolid ante el Calasancio (95-102), con una actuación cósmica de José Antonio Gil y Mario Iglesias. Entre ambos sumaron aquella tarde 60 puntos, en un partido con una anécdota muy curiosa: el entrenador pucelano no pudo participar en el encuentro...por estar cumpliendo el servicio militar.

En el inicio de competición también se logran victorias a domicilio ante el Montgat  y el Pineda de Mar. Este último equipo es conocido por ser el lugar en el que se formó Nino Buscató, además de contar con una tradición baloncestística muy relevante. En los años setenta llegó a jugar en la Primera División e incluso una temporada terminó en cuarta posición, por detrás de Real Madrid, Barça y Joventut.

Plantilla del Pineda, temporada 81-82. (Foto: web UER Pineda)
Pero las cosas se empezaron a torcer en enero, justo cuando en Santiago se empezaba a soñar con el ansiado ascenso. El Obra encadena dos derrotas a domicilio en tres partidos, ante el Hospitalet y ante el Bosco de A Coruña, en un igualadísimo derby provincial que se acaba decantando del lado herculino (94-86). Pese a este primer bache el equipo santiagués termina la primera vuelta en tercera posición, por detrás de los madrileños del Inmobanco y del Baskonia pero en puestos de ascenso a Primera División.


UN INICIO DE SEGUNDA VUELTA ESPERANZADOR

El Obradoiro no levanta el pie del acelerador en el inicio de la segunda vuelta. Los compostelanos encadenan tres victorias consecutivas ante Renta Inmobiliaria (rival directo), Universitario y Montgat permiten afianzarse en la tercera plaza antes de afrontar la parte complicada de la temporada. A la constancia de Gil e Iglesias se le unen actuaciones destacadas de otros jugadores como Balagué, Lomas o Abalde.

La primera derrota de la segunda vuelta llega en Vitoria ante un rival directo. El Baskonia se impone por sólo cuatro puntos al Obra (92-88) y abre brecha en la clasificación. Tocaba ya centrarse en la tercera plaza, toda vez que los vitorianos y los madrileños del Inmobanco ya tenían pie y medio en la actual ACB.

José Antonio Gil, en un partido en el pabellón de Sar
(Foto: El Correo Gallego)
UN MARZO NEFASTO ALEJA EL SUEÑO

El Obra está a punto de tirar todo por la borda durante el mes de marzo. La pájara del equipo se traduce en tres derrotas y una única victoria, a domicilio ante el débil Patronato y sufriendo de lo lindo (101-102) pese a la magistral actuación una vez más de Mario Iglesias, que logra 41 puntos. El equipo pierde confianza y Sar deja de ser un fortín. De esas tres derrotas, dos se producen en casa ante Pineda (84-87) y el ya ascendido Inmobanco, que pasa por Santiago como un ciclón (79-97).

El momento más crítico de la temporada se vive a finales de marzo en Córdoba. El Obra cae ante el Santa Clara (112-105) y, por primera vez en la temporada, abandona los puestos de ascenso al caer a la cuarta posición. Suenan las alarmas: toca dejarse la piel en abril. Ganando los cuatro partidos que faltan el sueño sería posible.

EL OBRA APELA A LA ÉPICA

La primera de las cuatro finales que le quedaban al Obra se juega el 3 de abril en el viejo pabellón de Sar frente al Hospitalet, que en ese momento también tenía opciones de acceder a la tercera plaza. El Obra no falla y logra derrotar a los catalanes (96-84), con un gran partido de la pareja compostelana José A.Gil-Mario Iglesias. El primero consigue 28 puntos y el segundo, 21.

Mario Iglesias, con el 11 (Foto: ECG)
Y siete días después, el 10 de abril, llega la segunda final, disputada ante el Cajamadrid y en la localidad madrileña de Villalba. El equipo compostelano vuelve a dar la de cal y, en un partido de alta tensión, consigue una victoria vital (80-88) con la enésima exhibición de Mario Iglesias (24 puntos) y la aparición de Alberto Abalde, con 18. El Obra se mantiene en cuarta posición, pero ya empatado a puntos con el tercero, el Renta Inmobiliaria.

El derby provincial, jugado el 17 de abril en Santiago, apenas tiene historia. Los compostelanos pasan por encima del Bosco coruñés (113-80), en un partido encarrilado gracias a los 60 puntos de la dupla Gil-Iglesias. Surgen en ese momento los rumores de una posible falta de competitividad por parte del equipo herculino, aunque lo cierto es que el Bosco ya no se jugaba nada, todo lo contrario que el Obradoiro, al que le iba la vida en ese encuentro.

La victoria compostelana, sumada a la derrota del Renta Inmobiliaria en Córdoba, provoca el escenario ideal: el Obra tendría en su mano el ascenso a la máxima categoría del baloncesto español. Sólo quedaba el último esfuerzo, doblegar al Mataró en su propio feudo, para mantener la tercera plaza y lograr el histórico ascenso a la Primera División.

Y EN MATARÓ, EL ANSIADO ASCENSO

Y llega el 25 de abril de 1982,  fecha que siempre se recordará en la historia del baloncesto santiagués. Un primaveral domingo, a las 12.30 de la mañana, salta el Obradoiro al pabellón municipal de Mataró en busca de una victoria que sirviese para hacer historia. Y la consiguió. Cuentan las crónicas que fue un partido frenético, con muchas alternativas, en el que el Obra llegó a ir perdiendo de 12 antes del descanso y que supo remontar hasta el 86-89 final.

Los 28 puntos de Gil, los 25 de Mario Iglesias, los 14 de Balagué o los 11 de Abalde sirven para contrarrestar los 31 puntos del catalán Varela. De nada vale la victoria del Renta Inmobiliaria, ni la tensa espera del Hospitalet, pendiente de una derrota compostelana que mantuviese vivas sus opciones. El ascenso se va para Compostela. Es Año Santo en Santiago.


El Obradoiro concluye la temporada en tercera posición, lo que le permitirá jugar la siguiente temporada en la Primera División. Esa circunstancia histórica que posibilitó la presencia en Santiago del Real Madrid o el Barça jugando un partido oficial contra el Obra, algo insólito hasta ese momento en la ciudad.

Un gran comienzo, la fortaleza en el pabellón de Sar (en donde sólo se perdieron dos partidos de los 13 disputados) y el arreón final, con esas cuatro victorias consecutivas, hacen posible el milagro.

El ascenso del Obradoiro revoluciona la terminal del aeropuerto de Lavacolla, a la que acuden decenas de personas a esperar a los jugadores del vuelo que los traía de Barcelona. Algunos son levantados en hombros. Un hito deportivo sólo comparable al ascenso de la SD Compostela (en 1994) o al del Autos Lobelle FS, en 2003.